Dioses de marte by Edgar Rice Burroughs

Dioses de marte by Edgar Rice Burroughs

autor:Edgar Rice Burroughs [Burroughs, Edgar Rice]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: SF
publicado: 2011-01-19T23:00:00+00:00


CAPITULO XII

Condenados a muerte.

Permanecí un instante erguido antes de que los negros me atacaran; pero con su primer empuje me obligaron a retroceder un paso o dos. Mi pie buscó el suelo, pero sólo halló un espacio vacío. Era que estaba junto al boquete por el que Issus había desaparecido. Al instante procuré sostenerme en su borde; pero luego, con el joven medio desmayado en mis brazos, me sentí precipitado de espaldas la oscura sima.

Apenas nos hubo tragado la trampa, la abertura hecha como por milagro se cerró con igual presteza sobre nosotros y nos encontramos caídos e indefensos en una estancia débilmente iluminada, y situada sin duda debajo de la pista del circo. Cuando me levanté, lo primero que vi fue a la malvada Issus, que me contemplaba tras de los gruesos barrotes de una puerta enrejada existente a un lado del subterráneo.

–¡Mísero mortal!-dijo con su vocecilla estridente-. Sufrirás el espantoso castigo de tu blasfemia en esta celda secreta. Aquí estarás constantemente a oscuras, sin más compañía que el cadáver de tu cómplice, hasta que se pudra y sea comido por los gusanos y hasta que tú, consumido por el hambre y la sed, tengas que alimentarte, para no perecer, con los restos de lo que fue el joven a quien amas

Y nada más. La infernal deidad desapareció bruscamente, y la tenue claridad que alumbraba la celda se convirtió en unas tinieblas amedrentadoras.

–¡Eh! ¡Eh! Ancianita-dijo una voz cerca de mí.

–¿Quién habla?-pregunté

–Yo, el camarada que tuvo la honra hoy de pelear hombro a hombro con el mejor guerrero que usa armadura desde que existe Barsoom.

–¡Ah! ¿Ers tú? Gracias a Dios. Creí que te habían matado -exclamé

¿No recibistes en la cabeza un golpe tremendo?

–¡Bah! Un nuevo rasguño y una conmoción pasajera. Ya estoy bien.

–No te alegres por eso-añadí-. Nuestra situación actual es tan crítica, que nos espera morir sin remedio en esta mazmorra de hambre y de sed.

–¿Dónde estamos?

–Debajo del circo-repliqué-. Caímos en la trampa que nos tendió Issus cuando nos hallábamos a punto de alcanzar un triunfo definitivo. Ahora dependemos por completo de su implacable voluntad.

El Joven lanzó una sonora carcajada de alegría y alivio, y luego, avanzando por la densa oscuridad, buscó mi cuerpo y puso su boca junto a mi oído.

–Mejor que mejor-murmuró-. Hay secretos en los secretos de Issus que ni ella misma conoce.

–¿Qué quieres decir?

–Que he trabajado con otros esclavos un año entero en la socavación de estas galerías subterráneas, y que con este motivo sé que existe debajo de este sitio una antigua red de pasadizos y estancias que no se abren desde hace siglos. Los negros que dirigían las obras las exploraron, llevándonos con ellos para que les ayudáramos en su tarea. Por eso conozco todo el sistema perfectamente. Se compone de miles de corredores que surcan el terreno más allá de los jardines y del mismo templo, y hay un paraje que conduce a una parte inferior y la une con las regiones hondísimas contiguas al pozo que da acceso a Omean. SÍ



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.